¿Es posible “aspirar” CO2 de la atmósfera?

En 2009 se fundó en Suiza Climeworks, una empresa cuyo objetivo es capturar CO2 directamente de la atmósfera para ayudar a reducir el efecto invernadero. Parecía que esta idea iba a tener pocas probabilidades de éxito. Hasta septiembre del año pasado, la estación “Orca” fue la planta de captura más grande del mundo, capaz de absorber 4.000 toneladas de CO2. Sin embargo, se está construyendo en Islandia una nueva estación. En pocos meses una nueva versión se pondrá en funcionamiento: “Mammoth”, la cual tendrá la capacidad de capturar nueve veces más dióxido de carbono que Orca.

Hoy en día hay unas 20 plantas de captura de CO2 distribuidas por todo el mundo. No obstante, por ahora, la actividad de todas ellas no supone una solución real a los gases de efecto invernadero. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), para poder limpiar el planeta de los gases de efecto invernadero, se necesitarán plantas que sean capaces de absorber un millón de toneladas de dióxido de carbono por año, cada una. Mammoth sólo tendrá la capacidad de capturar 36.000 toneladas, lo cual hace que esté lejos del objetivo, aunque supone un gran avance para el medioambiente.

El principal problema de esta tecnología es que necesitan grandes cantidades de energía para funcionar. En el caso de Orca y Mammoth, pueden proveerse de energía renovable, ya que se encuentran ubicadas en el parque geotérmico de Hellisheiði (Islandia). De esta forma, estas plantas de captura de CO2 no causan ningún tipo de emisión contaminante.