NAVIDAD vs MEDIO AMBIENTE

Esta semana llegan las fiestas navideñas, las fiestas más esperadas del año. Comidas, regalos, adornos, luces, fuegos artificiales y la convivencia con familiares, entre otros, hacen que esta época sea una de las más especiales del año. No obstante, estas festividades generan un impacto negativo en el planeta.

Las navidades se caracterizan principalmente por sus decoraciones, siendo las más utilizadas los árboles de navidad artificiales. A simple vista, pueden parecer más beneficiosos para el medio ambiente. Sin embargo, su impacto medio ambiental supera sus beneficios. Estos árboles se fabrican a partir de un derivado del petróleo llamado policloruro de vinilo (PVC). Además, en torno al 80% se fabrica en China, donde la mayor parte de la electricidad se genera a partir de la quema de carbón, una de las fuentes de combustible más contaminantes. Después de fabricar los árboles, se envían a su destino, normalmente en barcos que se mueven con motores diésel, lo que genera más emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo así al calentamiento global. Y aunque un árbol artificial pueda reutilizarse, a largo plazo acabará en un vertedero y se quedará ahí, ya que no se biodegrada.

Durante esta época, también aumenta el consumo de electricidad debido al uso excesivo de luces. El daño al medio ambiente es evidente ya que aumentan las emisiones de CO2 y, por lo tanto, contribuyen a la producción de gases de efecto invernadero.

Como dato curioso, un informe publicado en 2007 por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de energía de España indico que los ayuntamientos del país gastaron en luces navideñas aproximadamente unos 30 millones de kilovatios por hora. Es la misma cantidad de electricidad que consume al año en una urbanización de unas 50 mil viviendas.

La pirotecnia, además de tener efectos negativos (como taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas, aturdimiento, pérdida de control, miedo e incluso la muerte) en los animales, puede causar contaminación en el aire, agua y suelo. Al prenderse liberan grandes cantidades de componentes tóxicos como el azufre, nitrato de sodio, carbono vegetal, aluminio y monóxido de carbono, que tardan hasta 3 días en disiparse y, al ser respiradas, pueden provocar enfermedades. Concentrados en cortos periodos de tiempo, estos artefactos pueden disparar los niveles de contaminación de forma peligrosa.

Y, por último, pero no por ello menos importante, la comida desperdiciada y los residuos generados. A nivel mundial, un tercio de los alimentos producidos se desperdician, pero en diciembre esto se duplica por la gran cantidad de comida que se prepara. Esto ocurre ya que muchas veces se cocinan más alimentos de los necesarios o se compra en exceso. El uso de envolturas, cubiertos y platos desechables, plásticos de un solo uso y productos no biodegradables contribuyen al aumento de residuos, especialmente en estas fechas. En diciembre la cantidad de residuos que se produce a diario aumenta un 25%, es decir, hasta 16.000 toneladas de basura diaria. Se calcula que el 48% de los residuos generados se producen en los domicilios, un 26% en los comercios y un 14% en los servicios.

A todo esto debe añadírsele un mayor uso del vehículo particular dados los desplazamientos realizados por las familias, emitiéndose más cantidad de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, contribuyendo al efecto invernadero.