La importancia del suelo

Junto con el agua y el aire, el suelo es el recurso más preciado que el ser humano tiene, ya que aparte de ser un soporte físico, el suelo constituye una fuente de recursos y servicios indispensables para el ser humano y los ecosistemas.

En las últimas décadas se ha producido una progresiva y preocupante degradación de los ecosistemas, lo cual conlleva a la alteración de los principales ciclos biogeoquímicos en los que se apoya el funcionamiento de la biosfera. Las actividades humanas han contribuido a esta degradación mediante la quema de combustibles fósiles, la emisión de contaminantes, el consumo insostenible de materias primas y la sobreexplotación de recursos naturales.

Históricamente se ha prestado atención casi exclusivamente a la contaminación del suelo. No obstante, existen otras amenazas, como la erosión, el sellado, la compactación, salinización, pérdida de materia orgánica y biodiversidad o los deslizamientos de tierra.

Sin embargo, pese a que el suelo está ligado a la supervivencia del ser humano, la protección de este recurso ha sido ignorada en muchas ocasiones.

El suelo es un recurso natural NO renovable con un ritmo de regeneración muy inferior a las tasas de extracción o explotación de los bienes y servicios que proporciona. Por ello, para el mantenimiento de sus funciones a largo plazo sólo se puede producir con una gestión sostenible de los suelos.