Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono

La capa de ozono es una capa frágil de gas que actúa como un escudo frente a los rayos solares, protegiendo a la Tierra de sus efectos perjudiciales y preservando la vida del planeta.

Sin embargo, durante años se han utilizado aerosoles y productos químicos conocidos como clorofluorocarbonos (CFC) que han dañado considerablemente la capa de ozono. Las moléculas que forman estos compuestos captan las moléculas de ozono que se encuentran en la capa, separándolas de la capa. De esta manera, la cantidad de ozono que se encuentra en la capa de ozono disminuye. Como consecuencia, se produjo un gran agujero en la capa de ozono, situado en la Antártida, lo cual supone un gran peligro para el planeta.

Las consecuencias de la destrucción de la capa de ozono son numerosas, aunque entre ellas destacan problemas en la salud humana como el cáncer de piel, problemas de visión y deterioro del sistema inmunológico. Además, la radiación ultravioleta que llega a la superficie reduce considerablemente el fitoplancton, afectando a la cadena alimentaria; se produce la migración de especies, modificando así los ecosistemas, y se producen cambios en la fotosíntesis de las plantas, alterando los ciclos de floración y crecimiento de ciertas especies, incluso las especies utilizadas en agricultura.

El 16 de septiembre de 1987, se firmó uno de los primeros acuerdos internacionales de carácter ambiental más importantes, el Protocolo de Montreal, cuyo objetivo es adoptar medidas para conservar la capa de ozono. Gracias a este acuerdo, se eliminaron más del 99% de los productos químicos que agotan la capa de ozono. Al disminuir el uso de estas sustancias, la capa de ozono ha ido recuperándose poco a poco.