
Microplásticos
Los microplásticos son fragmentos de plástico, generalmente de menos de 5 milímetros, que se han convertido en una amenaza para el medioambiente y la salud humana. Desde que el biólogo marino Richard Thompson acuñó el término en 2004 tras descubrir su abundancia en los océanos.
Existen dos categorías principales:
• Microplásticos primarios: Los que se fabrican en tamaños microscópicos y se encuentran en cosméticos, ropa, fertilizantes, limpiadores y pinturas. Se estima que cada año se vierten al medioambiente entre 6 y 15 millones de toneladas de plástico, de las cuales aproximadamente 3 millones corresponden a microplásticos primarios; la mitad de esta cantidad termina en los océanos.
• Microplásticos secundarios: Se originan a partir de la descomposición de objetos plásticos más grandes por la exposición a la luz solar y la erosión. Este proceso fragmenta los plásticos en partículas más pequeñas que se dispersan.
La contaminación por microplásticos podemos encontrarla en infinidad de entornos:
– Estudios recientes han revelado su presencia en tejidos y órganos humanos, incluido el cerebro, lo que plantea preocupaciones sobre sus posibles efectos en la salud. Aunque aún no se comprende completamente su toxicidad, la evidencia sugiere que tiene implicaciones negativas.
– Afectan a la fauna y flora. Han sido encontrados en más de 1.300 especies, incluyendo peces, aves y mamíferos, lo que indica su infiltración en la cadena alimentaria. Esta amenaza la biodiversidad y repercute en la seguridad alimentaria y los ecosistemas.
– También se extiende a la atmósfera ya que las partículas de plástico viajan por el aire. Los científicos están investigando cómo esta dispersión aérea influye en el clima y en la calidad del aire que respiramos.
Para abordar esta amenaza, es esencial implementar estrategias que reduzcan la producción y el uso de plásticos. Esto incluye promover prácticas de economía circular, mejorar la gestión de residuos y fomentar la investigación en materiales alternativos y biodegradables. Solo a través de un esfuerzo global y coordinado podremos mitigar los efectos adversos de los microplásticos en el medioambiente y la salud humana.