EL ESTADO DEL MEDIO AMBIENTE DE EUROPA SIGUE PREOCUPANTE PESE A LOS AVANCES CLIMÁTICOS

El estado del medio ambiente en Europa no es el ideal y continúa enfrentándose a graves amenazas, especialmente a lo relativo a la perdida de biodiversidad, la degradación de los ecosistemas y los impactos crecientes del cambio climático, según el nuevo informe “Europe′s environment 2025 – Main report” publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

Aunque la Unión Europea ha logrado avances significativos en la reducción de gasas de efecto invernadero (GEI), la mejora de la calidad del aire y el impulso de las energías renovables, las tendencias generales muestran que Europa no está en el camino correcto para cumplir la mayoría de sus objetivos medioambientales para 2030, especialmente en los temas de biodiversidad y adaptación climática.

Uno de los mensajes más claros del informe es que la biodiversidad continúa disminuyendo en toda Europa. Más del 80 % de los hábitats protegidos se encuentran en un estado malo o deficiente y entre el 60 % y el 70 % de los suelos están degradados. Los ecosistemas terrestres, marinos y de agua dulce sufren presiones constantes derivadas de modelos de producción y consumo insostenibles, especialmente del sistema alimentario, la agricultura intensiva, el uso del suelo y la sobreexplotación de recursos naturales. Aunque la superficie de áreas protegidas ha aumentado en los últimos años, la AEMA advierte de que proteger sobre el papel no es suficiente si no se acompaña de una gestión eficaz y de una restauración activa de los ecosistemas. Además, este deterioro no solo afecta a la naturaleza, sino que pone en riesgo servicios esenciales como la polinización, la fertilidad del suelo, el abastecimiento de agua o la protección frente a inundaciones.

El informe también subraya que Europa es actualmente el continente que se está calentando con mayor rapidez. Las consecuencias ya son visibles: olas de calor más intensas, sequías prolongadas, incendios forestales, lluvias torrenciales e inundaciones cada vez más frecuentes. Desde 1980, los fenómenos meteorológicos extremos han causado más de 240.000 muertes en la Unión Europea y pérdidas económicas superiores a 730.000 millones de euros. A pesar de los esfuerzos en mitigación, la adaptación al cambio climático avanza a un ritmo insuficiente frente al aumento real de los riesgos.

El informe reconoce que la Unión Europea es líder mundial en acción climática. Desde 1990, las emisiones de gases de efecto invernadero se han reducido de forma significativa y la cuota de energías renovables se ha duplicado desde 2005. También se han logrado mejoras notables en la calidad del aire y en la reducción de ciertos contaminantes. Sin embargo, estos avances no son suficientes para compensar el deterioro de los ecosistemas, la presión sobre el agua y el lento progreso hacia una economía circular. Actualmente, solo alrededor del 12 % de los materiales utilizados en Europa se reutilizan, lo que refleja que el modelo económico sigue siendo mayoritariamente lineal.

El estrés hídrico afecta ya a un tercio del territorio y de la población europea. Solo el 37 % de las aguas superficiales presenta un buen estado ecológico, lo que compromete la seguridad hídrica, la agricultura, la producción energética y la salud de los ecosistemas acuáticos. El informe destaca además que la economía europea depende críticamente de la naturaleza: cerca del 75 % de las empresas y de los préstamos bancarios dependen directa o indirectamente de servicios ecosistémicos. La degradación ambiental se traduce, por tanto, en un riesgo económico y financiero de primer orden.

En el contexto europeo, España aparece como un país con un gran potencial para liderar la transición ecológica, gracias a sus abundantes recursos renovables, su capacidad tecnológica e industrial y sus políticas en eficiencia energética y adaptación al cambio climático. El informe reconoce avances en energías renovables, economía circular y resiliencia climática, pero señala que aún queda un largo camino por recorrer, especialmente en la protección de la biodiversidad, la reducción de la contaminación y la gestión sostenible del agua y del territorio.

La conclusión del informe es clara: retrasar la acción climática y ambiental aumentará los costes sociales, económicos y humanos. La Agencia Europea de Medio Ambiente insta a aplicar de forma decidida las políticas ya acordadas en el marco del Pacto Verde Europeo y a acelerar la transformación de los sistemas de energía, movilidad, alimentación e industria. Proteger la naturaleza no es un gasto, sino una inversión en resiliencia, competitividad y bienestar.