El agujero de ozono es una zona de la estratósfera (sobre la Antártida principalmente) donde la concentración de ozono (O₃) se vuelve anormalmente baja durante ciertas épocas del año. Esto agujero permite que esta “capa protectora de ozono”, la cual absorbe la radiación ultravioleta (UV) del sol, deje pasar una mayor cantidad de estos rayos ultravioletas. Este fenómeno se atribuye sobre todo a la acumulación de concentración de cloro (Cl) y bromo (Br) en la estratosfera debido a las emisiones antropogénicas de compuestos químicos.

Para comenzar hay que entender que el agujero de ozono se abre y se cierra a lo largo del año. Es decir, se abre/crece a finales de invierno y comienzos de la primavera, donde las temperaturas extremadamente bajas forman nubes frías las cuales activan los compuestos de Cl y Br. Entonces, cuando vuelve el sol de la primavera, la luz crea reacciones químicas que destruyen el ozono a gran velocidad. En cambio, a medida que avanza el verano hasta noviembre-diciembre, la estratosfera se calienta desapareciendo así las nubes que favorecían las reacciones químicas, deteniendo la destrucción rápida del ozono, cerrándose/reduciéndose el agujero. Dicho de otra manera, mientras estén estas nubes frías, dentro de ellas se encontrarán cristales de hielo, los cuales facilitan una especie de superficie donde se da la destrucción del ozono. Entonces, si no hay nube no hay superficie para que se lleve a cabo la destrucción del ozono de manera más eficiente, haciendo así que el agujero de ozono se reduzca.

Este año 2025 el agujero de ozono se desarrollo en la mitad de agosto, alcanzando su extensión máxima a inicios de septiembre, obteniendo un área de 22,86 millones de kilómetros cuadrados. Además, según indica la Nasa y la oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), el agujero de este año ha sido el quinto más pequeño desde los registros anuales desde 1992. Es decir, aproximadamente un 30% más pequeño que el mayor agujero jamás observado que tuvo un área media de 26,60 millones de kilómetros cuadrados (en el año 2006). También hay que tener en cuenta que este agujero se cerro el día 1 de diciembre de 2025, por lo tanto, se ha cerrado de forma temprana, siendo la desaparición más rápida desde 2019.

A pesar de que la extensión máxima anual del agujero de ozono puede variar de un año a otro debido al clima, el registro de varias décadas muestra que la capa de ozono parece estar recuperándose lentamente y va camino a recuperarse para finales de este siglo.

En conclusión, teniendo en cuenta todos estos datos se podría decir que es una señal alentadora y refleja el progreso estable de recuperación de la capa de ozono gracias a la prohibición de la Sustancias que Agotan la Capa de Ozono (SAO) en 1987 mediante el Protocolo de Montreal. De hecho, Paul Newman (líder del equipo de investigación sobre el ozono en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la Nasa, Maryland) indicó que el agujero de este año habría sido más de un millón de kilómetros cuadrados más grande si todavía hubiera tanto Cl en la estratosfera como hace 25 años.