El suelo es un sistema complejo que está en constante cambio. Sirve de soporte para toda forma de vida (plantas, animales, etc.), sirve de sustrato para el crecimiento de vegetación, garantizando los nutrientes necesarios para las especies.

Desde 1963, cada 7 de julio, se celebra el día internacional de la conservación del suelo. Este día fue elegido como tal en honor al científico Hugh Hammond Bennett, coincidiendo con la fecha de su fallecimiento. Este científico se dedicó a demostrar que el cuidado del suelo influye directamente en la capacidad productiva de los mismos.

El objetivo de este día es el mismo que perseguía este científico: concienciar a la población de la importancia que tienen los suelos y su conservación.

Para conservar el suelo, hace falta llevar a cabo actividades que mantengan (o aumenten) su salud. Esto incluye actividades que prevengan o reduzcan la erosión, compactación y salinidad. También incluye actividades que mantengan o mejoren su fertilidad.

Sin embargo, los suelos están siendo amenazados por la masiva actividad agrícola y ganadera industrial, el uso excesivo de químicos, las ciudades en expansión, la contaminación, prácticas insostenibles y, por supuesto, el cambio climático.